Olallo Morales



Olallo Morales Wilksman (Nace en Almería, España, el 15 de octubre de 1874 y muere en Talberg, Suecia, el 29 de abril de 1957): Compositor, director de orquesta y profesor de música. Se trasladó a Suecia a la edad de siete años, hizo sus estudios de escuela elementales en Goteborg y luego estudió piano y composición en el conservatorio de Estocolmo (1891-99) y en Berlin (1899-1901). Además de crítico musical en tres medios de comunicación de Goteborg durante los años 1901-05, 1909-11y 1911-18, fue director de la Orquesta Sinfónica de esa ciudad desde 1905 a 1909. Desde 1917 a 1939 enseñó dirección de orquesta y otras disciplinas en el Conservatorio de Estocolmo, en el que adquirió el título de profesor en 1921. Allí fue Secretario de la Academia de Música (1918-40) y se le hicieron numerosos encargos de composición de obras. Como director, interpretó obras en Escandinavia, Alemania y Suiza. Casó con Clary Asplund (1876-1959). Olallo Morales contribuyó a que la música sueca alcanzase un grado de autonomía y personalidad a comienzos del siglo XX, una realidad que se venía forjando desde finales del S. XIX con la aparición gradual de gran actividad concertística, lo que proporcionó una plataforma para el desarrollo de un amplio rango de creatividad musical. Se crearon las primeras orquestas sinfónicas y las primeras salas importantes de conciertos en Stockholm, Göteborg y Malmö. Todos estos acontecimientos musicales no dejaron de lado a Olallo, quien estuvo presente en ellos de manera directa, tal como se ha dicho más arriba.

A pesar de su educación nórdica, Morales no dejó nunca de sentirse español y almeriense. Su música para Bodas de Sangre, de García Lorca, que como es sabido, procede de un hecho real ocurrido en un pueblo de Almería, es una prueba de este arraigo. Morales fundó la Sociedad Sueco-Española. Prestó su apoyo a todos los artistas que venían de su lejana España. Ayudó con su consejo a que Benavente obtuviera el premio Nobel, traduciendo ‘La Malquerida’ al sueco.
La amistad entre Falla y Morales debió nacer durante alguno de los viajes que Olallo hizo a Almería, desde donde la escapada a Granada para visitar al maestro Falla era obligada para todo artista andaluz. Gracias a su hija mayor, la pintora Mónica Morales Schildt, hoy conocemos algunas de las cartas de don Manuel a Olallo. La correspondencia cubre los años entre 1928 y 1936. De ella se desprende la generosidad y gran admiración que tuvo para su colega gaditano el músico almeriense. Morales anima a Falla en repetidas ocasiones para que visite Suecia y dé a conocer allí sus obras. Falla se resistía por diversos motivos como la salud, los familiares, las duras condiciones climatológicas, la carestía del viaje, hasta que por fin, en mayo de 1936, se decide y dispone todo para el largo viaje. Pero el comienzo de la guerra civil española tres semanas mas tarde lo cambiaría todo. Falla nunca viajó al país donde vivía su admirado amigo y compañero, ese músico sueco pero nacido en Almería, España, y cuyo nombre les sonaba tan "raro" a sus paisanos adoptivos.
En su música se mezclan rasgos de colorido españolista, de fuerte matiz andaluz, con un romanticismo escandinavo.
A propósito de ‘Balada andaluza’.
Esta obra, del año 1945, tiene un estilo llamativamente albeniciano. Escuchando el disco grabado por Javier Perianes, a los 37 segundos de empezar aparece un tema muy parecido al de la 'copla' de ‘Almería’, del segundo cuaderno de 'Iberia' (1906). Ruíz Tarazona, en los comentarios al disco, escribe que ahí se cita a ‘Evocación’, primera obra del primer cuaderno. Es cierto que le podemos encontrar semejanza con esta, pero también con otras piezas de Iberia, por ejemplo con ‘El Polo’. En realidad, toda 'Iberia' transpira una inconfundible mezcla estilística de nacionalismo español (y ya sabemos que "español", en música, era entonces casi idéntico a "andaluz") e impresionismo francés (ciertamente no es casualidad que la pintura del estuche del disco sea impresionista) y creo no equivocarme si afirmo que 'Balada andaluza' es una síntesis de música andaluza que toma como modelo a la Iberia de Albéniz. Más aun: es una música en homenaje a la tierra natal del autor, que decididamente se adhiere a esa 'Almería' albeniciana, aunque sin citarla literalmente. Parece, por tanto, lógico que, antes de resaltar el parecido con 'Evocación', se advierta el que tiene con 'Almería', y más aun si se trata de un compositor almeriense que desde la lejanía helada del norte está recordando -quizás con nostalgia- a su cálida tierra del sur. Y, por otro lado, ¿No estaría Morales haciéndole caso a Nietzsche cuando dijo que "Hay que mediterranear la música?. Y también dice, más o menos, el filósofo en ‘El crepúsculo de los ídolos’: Salí al aire libre y me encontré con el día más hermoso que he contemplado jamás: transparente, de colores encendidos, conteniendo en sí todos los contrastes, todos los grados intermedios entre el hielo y el sur.
A lo que yo añado que también la música de Olallo Morales -y no solo su Balada andaluza- contiene todos los estados -y sentimientos- intermedios entre el hielo y el sur.

Obras más importantes:
- Verano antiguo, para orquesta. (1898)
- Sinfonía en sol menor (1901)
- Las pantuflas de Abu Casem, obertura (1926)
- Concierto para violín y orquesta en re menor (1943)
- Las bodas de Camacho, ballet y suite (1944)
- Obertura pastoral (1948)
- Sonata para piano, en Re bemol Mayor (1902)
- Nostalgia, para piano. (1920)
- Balada andaluza, para piano. (1946)
- Música para 'Bodas de sangre', de García Lorca.
- Obertura 'Primavera'.
- Balada para orquesta.
- Andante lúgubre, para orquesta.
- Cuarteto para cuerdas en Re mayor.
- Otras obras (Música de cámara, música coral, canciones, etc).



Existe una grabación del sello Almaviva con obras para piano interpretadas por el onubense Javier Perianes:
Olallo Morales. Obras para Piano __ DS-0137 __ ALMAVIVA.
Contenido del CD:
1. Seis pequeñas pieza.
2. Fantasie (Op. 6).
3. Suite (Op. 1).
4. Sonate Dess-dur. (Op.7)
5. Balada Andaluza.

Su madre, Zelma Wilksman, en 1890



Su padre, Olallo Morales Lupión

Fidela Campiña


Fidela Campiña Ontiveros
Soprano española. Nació en Tíjola (Almería) el 28 de enero de 1894 y murió en Buenos Aires (Argentina) el 28 de diciembre de 1983. Sus padres eran naturales de Lúcar. El padre, Antonio Campiña Caparrós, fue recaudador de impuestos del Ayuntamiento de Tíjola.
Hacia los seis años de edad comenzó sus estudios de solfeo y piano en el Conservatorio de Madrid con el profesor José Tragó y los de canto con el maestro Tabuyo, obteniendo en 1913 diploma de honor.
Su presentación fue en el Teatro Real de Madrid, en 1913, interpretando a Margarita en la ópera 'Mefistófeles' de Arrigo Boito, con un éxito tan grande que se mantuvo en cartel hasta que cerró el teatro por ruina en 1925. Más adelante llevaría esa misma obra al Teatro Constanzi de Roma. A partir de entonces viajó por las principales ciudades del mundo de la ópera.

Ya en 1919, tuvo un enorme éxito en Barcelona, en el estreno de La Morisca, ópera del compositor catalán Jaime Pahissa. En 1926 debutó en el Metropolitan de Nueva York con Otelo, de Verdi. Ocho años más tarde, en La Scala de Milán canta Tristán e Isolda, de Wagner, y Nerón, de Pietro Mascagni. Luego triunfó en París, Londres y Montecarlo, además de en Argentina (en el Teatro Avenida de Buenos Aires sorprendió su voz de amplitud wagneriana; allí triunfó durante los años 40 en diversos géneros, incluída la zarzuela). Intervendría en 1940 en la Exposición Universal de Nueva York con destacado éxito. Su última actuación fue en Trieste, en 1948, con la opera El ocaso de los dioses, de Wagner.
Las cualidades de su voz le permitían interpretar las partes de mezzosoprano, como las de soprano lírico-dramática. En palabras de Girbal: "Tenía cuatros ases que guardaba para las grandes ocasiones: Voz amplia, dicción impecable, temperamento arrebatador y talento interpretativo."
En los años 30 se casó con el tenor vasco Jesús Gaviria, quien había sido alumno de canto de otro tenor almeriense, Luis Iribarne O'Connor.
Se retiró a la edad de 54 años y falleció en Buenos Aires (capital del país que consideró segunda patria) a los 89 años, recibiendo sepultura en el cementerio de La Chacarita.

Luis Iribarne

Luis Iribarne, tenor.
Pese a no haber encontrado suficientes datos biográficos, se incluye aquí a este tenor almeriense que da su nombre a una calle de la ciudad, esperando que su ficha sea ampliada cuando se recabe más información.
Luis Iribarne O'Connor nació en Almería, en la calle que hoy se llama Tenor Iribarne, en el centro de la ciudad. Estudió piano y canto con Enrique Villegas, director de la Banda Municipal de la ciudad. Actuó en teatros madrileños y del extranjero. Al final de su etapa artística, fundó una Academia de canto en Madrid en donde aprendieron artistas de la talla de Isidoro Fagoaga. Asimismo, Luis Iribarne fue quien le dio las primeras lecciones de canto al tenor vasco Jesús Gaviria, que sería más tarde esposo de la también almeriense, y renombrada soprano, Fidela Campiña

José Padilla



José Padilla Sánchez, compositor de canciones, zarzuelas y operetas, nace en Almería (España) el 28 de mayo de 1889 y muere en Madrid el 25 de octubre de 1960. Estudió en el Conservatorio de Madrid con José Rivera y Fontanilla, y más tarde en Italia con Pacini. Dirigió compañías de Zarzuela en España y Argentina. Empezó componiendo para el teatro popular, dedicandose más a las canciones que a las obras escénicas. Entre sus canciones más populares destacan "La violetera"
(En el Festival de Música y Danza de Granada del año 1983 fue tocada esta canción por la orquesta Los Virtuosos de Moscú con Vladimir Spivakov como solista de violín y director; tal es su vigencia).



La violetera fue usada por Charles Chaplín en 1930 como banda sonora de su película "Luces de la ciudad" (ver fotografías) sin citar al autor, por lo que éste le demandó. Chaplin se mostró "sorprendido" de que esa canción tuviese un autor extranjero, pues (qué bonito si fuera verdad) creía que se la había inventado él de tanto tararearla mientras se afeitaba. Padilla ganó y fue debidamente indemnizado.



Otras canciones importantes fueron: "Princesita", con letra de Manuel Fernandez Palomero y cantada y popularizada por Tito Schipa, el pasodoble "El relicario", que permanece como una de las melodías españolas más ampliamente conocidas, "Valencia" que fue adaptada de un coro de su zarzuela "La bien amada" (1916) y a la que se le cambió la letra por otra en la que se ensalzaba a la ciudad que le daba nombre, siendo cantada y popularizada por la tonadillera Raquel Meller, "Ça c'est Paris", "Sola", "Flor de amor", "Fontane", "Golondrina de mi alero", popularizada también por Raquel Meller, "La manicura moderna", con letra de Montesinos y estrenada por Blanquita Suárez, etc.

Pasó algún tiempo en París componiendo canciones para artistas del music-hall tales como Josephine Baker, Maurice Chevalier y sobre todo para Mistinguett, quien introdujo con enorme éxito su canción "Ca c'est Paris". Desde 1930 a 1934 vivió en Italia componiendo numerosas canciones con textos italianos. Volvió a España, pero en 1947 marchó de nuevo a París, donde su "Sinfonía portuguesa" fue estrenada con mucho éxito (Gaitè Lyrique, 9 de octubre de 1947). La obra completa de Padilla incluye más de 400 canciones y alrededor de 60 obras escénicas, como las zarzuelas La bella burlada, La Mayorala, La Giralda, La hechizera en Palacio (obra a caballo entre la zarzuela y la revista), Sol de Sevilla, La bien amada, El sol de medianoche (que no llegó a estrenarse), la opereta Sinfonía portuguesa, La faraona, etc. En el género revisteril destacan La chaha, Rodriguez y su padre, etc.

De la reputación de Padilla en vida hay abundante documentación. En cuanto a su supervivencia como melodista del futuro, cabe esperar que sus canciones "continuarán vigorizando los temperamentos más mustios, reclamados por los espíritus vitaminados, las almas deseosas de vivir con salud, alegría y optimismo", como escribe Alvaro Retana en su "Historia de la Canción española".
Ninguna de sus obras escénicas ha pasado completa a la posteridad, pero sí numeros fragmentos o canciones, como ocurre con ‘Valencia’. La calidad de sus melodías y su inspiración hace suponer que una revisión de sus partituras olvidads bien podría depararnos alguna grata sorpresa.

De la actualidad de su obra da idea esta noticia del periódico "Las Provincias", de Valencia, del 6 de diciembre de 2006: El músico español José Padilla (Almería, 1889- Madrid, 1960), compositor de clásicos como La violetera, Valencia o El relicario, fue homenajeado ayer en París, donde compuso muchos de sus éxitos. Acompañado de Eugenia Montero, sobrina del maestro, el alcalde del distrito XVI de París, Pierre Christian Taittinger, desveló una placa de mármol en el edificio donde Padilla residió durante muchos años.
Colocada a la entrada del número 10 de la calle Pergolèse, la placa recuerda que en esa casa Padilla vivió y compuso “partituras universales” dedicadas a la capital francesa, como Ça c’est Paris , cuyas primeras notas están grabadas en el mármol, y expresa el tributo de la ciudad a la “gloria” de su música.

Y también este reconocimiento de Valencia, leído en la pagina web de la “Sociedad Musical Unión de Pescadores”: Valencia tiene una deuda infinita con el maestro Padilla, pues su famoso Pasodoble "Valencia" dió a conocer el nombre de nuestra ciudad en todo el mundo. Como muestra de agradecimiento, se está construyendo en el Grao de Valencia una casa museo dedicada a este gran músico.

Ángel Ortíz de Villajos



Violinista y compositor de canciones y bailables. Nació en Adra (Almería, España) el 29-01-1898 y murió en Guadarrama (Madrid) el 29-01-1952.
Sus obras más importantes son creadas durante los quince años anteriores a la Guerra Civil española, aunque su carrera artística discurre entre 1922 a 1947. Comenzó a estudiar música en su ciudad natal de la mano de su madre, pianista aficionada y autora de “Vamos niños al Sagrario” (1890), canción que se convirtió en una especie de himno sacro para el catolicismo español y el de otros paises de habla española, especialmente en América Central y del Sur. A los siete años ya tocaba el violín y a los quince dio su primer recital en público. Pero no fue hasta 1915, año en que se trasladó a Madrid, cuando pudo estudiar en el Conservatorio de Música de la capital, tomando lecciones de composición con Tomás Bretón, de armonía con Conrado del Campo y de violín con Antonio Fernández Bordas. De unos comienzos como éstos cabía esperar un espléndido futuro musical.

La gran mayoría de sus casi 1400 obras pertenecen al género "canción andaluza" o "española". Destacan entre ellas el pasodoble “Cuna cañí”, (que interpretó Pastora Imperio y en nuestros días La Pantoja), “El Niño de las Monjas” (cuyo texto dio lugar a una película en Argentina, interpretada por La Niña de la Puebla), “Canta Guitarra”, (pasodoble que ha sido cantado por Marifé de Triana y otras conocidas cantaoras), “La Luna Enamorá” (cantada por Estrellita Castro y con la que obtiene el último éxito de su vida musical). A él se le atribuye el éxito del charlestón en España, danza a la que aportó casi 30 títulos, entre los que sobresalen los dos bien conocidos “Al Uruguay” y “Madre, cómprame un negro”. Aparte de la que dio título a la película antes mencionada, otras canciones fueron requeridas para amenizar escenas de nuevas películas (más de diez), entre las que sobresalen “Ay Carmela” (1990), “Al Uruguay” y “Yo soy esa” (1990). Sus canciones fueron llevadas por el mundo y dadas a conocer por cantaoras cuya carrera profesional iba en paralelo con la suya propia, como Pastora Imperio, Manolita Tejedor, Pepita Yacer, Reyes Castizo (La Yankee), “anjelillo”, Josephine Baker, Celia Gámez y otras. En 1941 abrió una Escuela de canción española en Madrid que permaneció activa hasta 1947, habiendo asistido a ella cantaores y cantaoras que luego serían famosos, como Pepe Blanco, Lilian de Celis, Antoñita Moreno y Lola Flores, muy joven y conocida ya por el nombre artístico de “Lolita la Jerezana”. Sus últimos años los pasó en Guadarrama, Madrid, donde volvió a ejercer un antiguo empleo de oficial de Telégrafos. Allí murió el día que cumplía 54 años.

Julián Arcas



Julián Gavino Arcas Lacal, guitarrista y compositor, nació en María (Almería) el 25 de octubre de 1832 y murió en Antequera (Málaga) el 16 de febrero de 1882. Comienza sus estudios de la guitarra con su padre, Juan Pedro Arcas Arjona. A los 12 años se traslada a Málaga y continúa estudios con José Asencio, perteneciente a la escuela de Dionisio Aguado. En esta ciudad y a la edad de 16 años se presenta como concertista, comenzando así una carrera de actuaciones itinerarantes que lo llevaría a viajar continuamente por España y por otros países europeos.
En 1852 conoce al también almeriense Antonio de Torres en Sevilla, quien entonces empezaba a construír sus primeras guitarras y se consideraba más bien un aficionado. En 1856 da a conocer a Arcas la guitarra que acababa de construir y que más tarde sería llamada "La Leona”; Arcas la hace sonar y ante el espléndido sonido del instrumento anima a Torres a dedicarse por completo a la guitarrería. Así lo hizo De Torres y con el tiempo sería el más importante constructor de guitarras de su tiempo. Y Arcas sería su vocero, ya que tocaría después con guitarras de Torres casi siempre.
En 1855 hace un corto viaje a Génova, dando varios recitales. En 1862 le es presentado el niño Francisco Tárrega y, tras escucharlo, se ofrece para ayudarle en su carrera artística. (aunque no hay constancia de que en ese momento hubiera una relación discípulo-maestro). A finales de ese año viaja a Inglaterra, donde se rodea de nobles como el duque de Wellington y otros, y da una serie de conciertos con un clamoroso éxito. Tocaba obras de autores conocidos, sobre todo fragmentos y arias de ópera, transcritos por él mismo. Su éxito fue tremendo, dejando sorprendidos a los críticos de la prensa londinense, como The Time.
De regreso a España, vuelve a establecerse en Barcelona, desde donde hace giras de conciertos por Cataluña en1864. Pero también va a Granada, y al año siguiente a Sevilla, con un éxito sin parangón de la crítica. Volvería a Sevilla el año1867 con igual éxito.


El año 1872, después de 20 años de carrera artística, ocurre un cese temporal en su actividad; se retira a Almería y allí casi abandona su actividad musical y establece un comercio de venta de grano y también, más tarde, de venta de petróleo, en la calle de Granada nº 54 (hoy 36). Pero a los dos años de este parón (4 años, según otras fuentes), Arcas retoma su guitarra y regresa a los escenarios. Mas esta segunda época duró solo unos seis años, pues en el transcurso de una gira, enferma y tiene que guardar cama en una casa huéspedes de Antequera (Málaga), donde fallece a los 50 años de edad.
Julián Arcas había sido el guitarrista favorito de la reina Isabel II, en cuyo palacio tocó en numerosas ocasiones. También fue distinguido con el nombramiento de Maestro Honorario del Conservatorio de Madrid y fue investido Caballero de la Real Orden de Carlos III, distinción absolutamente infrecuente para los guitarristas.
Como profesor, tuvo una amplia actividad, siendo algunos de sus alumnos: Juan Parga, Juan Pernas, Román y Manuel García Martínez, Luis Soria Iribarne (quien sería después profesor de Regino Sainz de la Maza), Carlos García Tolsa y José de Cobo. Y por supuesto, el más conocido de todos, Francisco Tárrega, así como los alumnos del Conservatorio de Madrid.
Pero la función más palpable que nos ha llegado, es la de compositor. A 52 obras se eleva el catálogo actual de sus piezas. En ellas se aprecian tres tendencias de tipo romántico: la composición de temas originales, las adaptaciones para guitarra de fragmentos de óperas y zarzuelas y la reelaboración de temas inspirados en aires populares. Julián Arcas fue el guitarrista español más importante de la segunda mitad del siglo XIX. (Notas tomadas de los escritos de Eusebio Rioja y otros).
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