Orquesta Ciudad de Almería: una fotografía insólita

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Almería, 10 de diciembre de 2008. (Carta enviada a varios periódicos por Federico Soria y no publicada).
El programa de mano del concierto del día 4 de diciembre de 2008 en el Auditorio Maestro Padilla, de Almería, lleva en su portada una fotografía de la Orquesta Ciudad de Almería. Al parecer, es la “foto oficial”, pues era la misma en un programa del día 8 de diciembre de 2007. Si el lector la mira atentamente, verá que los instrumentos de viento-madera (flautas, oboes, clarinetes y fagotes) no están en el lugar habitual en el que se colocan en todas las orquestas del mundo, sino que se les ve en semicírculo rodeando al director. La foto es del día 2 de mayo de 2005 en el Teatro Cervantes, de Almería, y en aquel momento se estaba interpretando el Concierto para violoncelo y orquesta, de Dvorák. Ahí vemos al solista, el joven de 18 años Stefano Cerrato, intentando hacer que su instrumento sobresalga, como solista que es. Pero ¡ay! los instrumentos de cuerda frotada pierden la batalla de la potencia sonora frente a los de viento. No en vano en las orquestas suele haber casi veinte veces más violines que flautas. Ello es así para equilibrar el volumen sonoro, pero siempre suponiendo que cada instrumento ocupa su lugar establecido con arreglo a ese fin. Los de viento-madera se suelen colocar detrás de los de cuerda y delante de los de viento-metal. Así que, volviendo al solista -¡qué solo ante el peligro estaba el solista!- ahí lo veíamos dando respingos ante los agudos de las dos flautistas, una a cada lado suyo y a dos palmos de sus oídos. No creo que se vuelva a encontrar en una situación así en ninguna parte del planeta con ese concierto en el atril. Una cosa así ocurre sólo una vez, así que recomiendo al lector que guarde esta foto para coleccionistas que hará historia en el Libro de lo Inaudito. Los motivos que dieron lugar a esa situación los sabrán los responsables de la OCAL en esa actuación ese día. Por los pasillos del Teatro Cervantes corría el rumor –no confirmado por mí- de que eran miembros de una banda de música malagueña que fueron contratados a última hora y, por la razón que sea, acabaron acomodados en ese lugar; al finalizar el concierto fui al camerino a saludar a solista y director, pregunté el por qué de esa cosa tan insólita y se me contestó que “porque así suena mejor”. Escribí una reseña del concierto publicada tres días después y algo de todo ello comenté, aunque por prudencia gracianesca no quise ir más allá de un ligero comentario. Pero tres años y medio después compruebo que la OCAL está siendo representada en los medios de comunicación por una imagen musicalmente espuria. Como aficionado a la música, desde estas líneas pido que esa fotografía deje de ser usada como representante de una orquesta que quiere ser seria y que lo es.

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